Sant Jordi, 07817 – Ibiza
España
Inauguración: viernes 11 de julio · de 19:00 a 23:00
Abierta hasta el 9 de septiembre
Marta de la Fuente ofrece una mirada precisa y empática sobre una forma contemporánea de búsqueda de sentido. Utiliza el tarot no como objeto místico, sino como estructura simbólica que revela una necesidad compartida: comprender(se). A través de una serie de obras que funcionan como registros de esta práctica, la artista explora la lectura de cartas como un espacio emocional, narrativo y performativo donde se proyectan deseos, identidades y futuros posibles.
Lejos de tratar el tarot como un mecanismo de predicción, aquí se observa en su función más profunda: como herramienta de interpretación y ritual social. Un espejo simbólico donde la tarotista, la carta o la escena ponen palabras e imágenes a lo que, a veces, no sabemos decir. También como lugar donde se expresa, sin filtros, la urgencia de reconocerse en algo: una señal que calme, una historia que devuelva cierto control, que nos dé dirección. Las obras capturan ese instante en el que alguien, desde su necesidad, se agarra a una narrativa (real o imaginada) y decide creer.
Hay algo crudo, incluso incómodo, en el modo en que nos entregamos a estas prácticas. Una vulnerabilidad intensa que se manifiesta en miradas, gestos exagerados, sonrisas tensas, suspiros anticipados. Esos momentos son retratados sin dramatización: una perspectiva honesta, a veces satírica, que no juzga pero tampoco suaviza. Solo nos muestra así: humanos, frágiles, vulnerables.
La exposición propone, además, una lectura mutable: las piezas pueden rotarse, reordenarse, volverse a barajar. Como en el tarot, el significado está en la relación entre los elementos, no en cada elemento aislado. Esta lógica aleatoria y combinatoria desafía el formato expositivo tradicional, y sugiere que todo puede tener sentido, si se desea encontrarlo.
La exposición nos invita a observarlo como un lenguaje colectivo. Uno que mezcla estética, ansiedad, deseo de control y necesidad de conexión. Y que nos propone mirar desde un lugar más complejo: el de quien reconoce la belleza y la honestidad que hay en querer saber.
Hay en todo esto una dimensión generacional. Contrasta las formas actuales de ritual con las heredadas: su abuela, criada en un marco cristiano, utiliza el rosario y la oración. Frente a esta práctica “enemiga”, limpia las cartas, las purifica, cambia su significado. Y con ello construye su propio relato de seguridad.
Su propio ritual.
Del 11 de julio al 3 de septiembre