Helmut Newton hizo del Chateau Marmont su estudio personal. Las habitaciones fueron cómplices de sus provocaciones visuales, donde un erotismo elegante se mezclaba con el Hollywood del momento. Su mirada fue tan irreverente que incluso fue vetado del Villa d’Este por empujar los límites del decoro. Bruce Weber, en cambio, encontró en South Beach un teatro melancólico de juventud y deseo. En los hoteles art déco de Miami, desarrolló un universo visual bañado en luz dorada, donde los cuerpos, la piel y la intimidad se mezclaban con la arquitectura tropical. Fue allí donde dio forma a campañas icónicas para Abercrombie & Fitch, que redefinieron la imagen del deseo americano: natural, atlético y libre.
Desde la dirección creativa, Grace Coddington transformó el Byblos de Saint-Tropez en una fantasía editorial para Vogue. A través de una narrativa visual que recorre cada rincón del hotel, la historia culmina con la icónica imagen de la piscina. Norman Parkinson, reconocido por su elegancia, supo retratar con maestría la esencia de los hoteles y villas del Caribe, fusionando moda, paisajes naturales y una atmósfera casi cinematográfica.
Guy Bourdin convirtió por completo la idea del hotel como refugio de comodidad: sus habitaciones parisinas se convirtieron en escenarios oníricos e inquietantes, donde lo surreal y lo sensual se funden en una estética única. Terry O’Neill, quien capturó una de las imágenes más icónicas de Hollywood: Faye Dunaway, The Morning After (1977). En ella, Dunaway desayuna junto a la piscina del Beverly Hills Hotel, rodeada de periódicos, apenas horas después de ganar el Oscar. Una instantánea del mito hollywoodense: glamour, soledad y gloria al amanecer. Estas miradas aportaron un nuevo significado a los hoteles, lo que nos ayuda ahora a entenderlos mejor. Hoy, en plena era visual, muchos se conciben desde su potencial fotográfico, conscientes de que cada espacio puede convertirtse en una postal.
Concept Hotel Group entendió esta nueva sensibilidad y concibió Los Felices Hotel como un espacio creado no solo para el descanso, sino para la imagen: un escenario pensado para acoger producciones de moda, rodajes musicales y otras expresiones creativas.