- Alicia, estás graduada en la Royal Academy of Fine Arts de Bruselas, ¿Qué te hizo decantarte por el knit tras terminar allí? ¿Por qué escogiste algo tan artesanal y de nicho?
A.M: Simplemente me enamoré de la máquina de coser cuando estudiaba, y me pareció una manera de crear moda desde algo básico, ancestral incluso. Para mí, crear cada pieza es crear una experiencia distinta. Cuando nos llega un pedido, para mí es una oportunidad de crear algo desde cero para una persona que se ha enamorado de mi diseño. Es un proceso distinto cada vez y creo que eso es algo único que el nuestro tipo de cliente aprecia. Una prenda nuestra lleva horas de trabajo detrás y eso se traduce no sólo en la calidad y durabilidad de la prenda, sino también en su vida práctica.
- Vuestro proyecto es 100% sostenible y slow fashion, muy alineado con esta nueva ola de diseñadores jóvenes y emergentes que ven la moda desde otro prisma y están dispuestos a cambiar las reglas del juego. ¿Siempre has concebido así tu manera de crear o estarías dispuesta a que se convirtiera en algo más mainstream, más grande?
A.M: Quizá algún día si la cosa va bien, podría tener un stock o una forma de trabajar algo más manufacturada por así decirlo. Pero nunca en detrimento del handmade y de la sostenibilidad. Controlaría que los procesos siguieran siendo 100% sostenibles y seguiría involucrada en hacer las prendas. Aunque podría admitir más manos (risas), en el taller estamos solos Baptiste y yo, somos una firma pequeña que crece poco a poco y hay veces que los pedidos nos sobrepasan y aunque el cliente sabe que tiene que esperar por su prenda porque empieza a hacerse en el momento en el que la pide, a veces me gustaría tener un poco más de inmediatez. No estamos aún en ese momento, pero llegará.
- El hecho de que las prendas de Alicia Morgand estén hechas con máquinas de coser vintage me ha flipado. Hay algo de la imagen que guardo de mi abuela cosiendo en casa con la máquina, que me parece muy auténtica y creo que es super interesante devolver al presente esos procesos básicos. ¿De dónde las sacáis y qué tienen de especial las más antiguas?
A.M: ¡Totalmente! Es una vuelta a los orígenes. Las máquinas de coser antiguas tienen un acabado distinto, bastante signature. Nosotros trabajamos con máquinas de los 80 sobre todo, porque son las que mejor se adaptan a nuestra forma de trabajar el knit. Las conseguimos en tiendas de antigüedades y algún proveedor especializado en este tipo de reliquias. Las nuestras, además, tienen la particularidad de que están hackeadas o reprogramadas para adaptarlas a lo digital.
- ¿Cuál es vuestro approach con el cliente? Al hacer algo tan artesanal, me surge la curiosidad de saber cuál es vuestra principal plataforma de comunicación/visibilidad?
A.M: Sobre todo Instagram. Tenemos muchos clientes de Tokio o Nueva York, que aprecian muchísimo lo que hacemos y son mercados tan evolucionados que siempre van un paso por delante, para lo bueno y para lo malo (risas). Nos hemos hecho una red de clientes bastante fieles y también hay otros países europeos como Francia o España, entre los que cada vez tenemos más adeptos.
- Las mangas abullonadas, el color, las formas…todo tiene una personalidad muy definida. Son prendas reconocibles. ¿Cuál es la inspiración detrás de vuestros diseños?
A.M: Somos unos locos del vintage y recorremos todas las tiendas que podemos en busca de inspiración. El kitsch, el knitwear colorido de los 80, las formas de los vestidos victorianos…siempre hay algo del pasado trasladado a nuestros jerseys o vestidos. A veces simplemente conectamos con una prenda y hacemos nuestra propi versión porque nos ha gustado la combinación de colores o la forma. A veces es sólo cuestión de feeling, de conexión.
- En Los Felices, estamos muy comprometidos con dar a conocer talentos emergentes como el vuestro. ¿Cómo ha sido vuestra experiencia en el hotel y qué pensasteis cuando recibisteis ese primer mail donde os invitábamos a participar en este proyecto?
A.M: Ha sido un sueño poder venir a Ibiza, y formar parte de este hotel que homenajea a la moda desde una perspectiva tan participativa para los diseñadores, ver nuestras prendas en el escaparate, en esos preciosos maniquís de boutique de Palm Springs de los 70, y este increíble mundo que habéis creado con el concepto moda como protagonista. La verdad es que cuando recibimos aquel mail, creíamos que era una broma (risas) no podíamos creer que habíamos llegado hasta Ibiza, a un equipo de gente detrás de algo tan bonito y con tanto significado para el mundo de la moda. Ha sido una experiencia fantástica y ya estamos cargados de ideas para la próxima visita.