BEYOND THE LOBBY - BANDAS
Detrás de la puerta del hotel: las historias no contadas de las estancias más salvajes del rock ’n’ roll
Por Jon @whereismyhotel
Para algunas estrellas, como The Beatles, los hoteles eran prácticamente el único refugio donde podían aislarse de las multitudes enervadas. Sin embargo, esa soledad tenía un precio muy alto, que solo unos pocos podían comprender. La intimidad de esas estancias también daba paso a excesos, rituales extraños y episodios de desenfreno que pasarían a formar parte del mito.
Las habitaciones de hotel se convirtieron en escenarios paralelos del rock ’n’ roll, lugares donde el brillo de la fama se desvanecía tras momentos deslumbrantes, de locura y caos. Al viajar de ciudad en ciudad, se transformaban en lo único constante de un estilo de vida imprevisible. El agotamiento y la frustración se acumulaban después de largas horas de viaje y la presión constante de rendir.
Keith Richards, de The Rolling Stones, llevó la locura a nuevos extremos: muebles empotrados contra los techos, pasteles untados en las paredes y televisores lanzados desde los balcones eran solo una muestra del caos que dejaba tras de sí. Las estancias de Elvis Presley tampoco pasaban desapercibidas. Las suites se convertían en un carnaval íntimo, donde incluso su chimpancé mascota tenía participación activa, a menudo acosando a las invitadas con su imprevisibilidad.
Otros, como Iggy Pop, hicieron del descontrol su sello personal. Espejos rotos y manos ensangrentadas fueron parte del rastro que dejó en una noche interminable, cuando fue encontrado en el pasillo del hotel, completamente desnudo y cubierto de mantequilla de cacahuete. Dennis Wilson, de The Beach Boys, llevó esta espiral a una dimensión más oscura: mezcló música y paranoia alojando a Charles Manson, y poco después destrozó habitaciones en episodios de rabia alcohólica.
En estos comportamientos se escondía una lógica torcida, casi artística: si una habitación permanecía intacta al salir, se consideraba que realmente nunca habían estado allí. Las paredes testigos de esos excesos se convirtieron en parte del legado del rock.
Hoy, Dorado Ibiza Suites honra a cada uno de estos y muchos otros artistas, dedicándoles una habitación en memoria de su paso por la historia de la música y de los hoteles. Porque las habitaciones de hotel siempre han mostrado la cara B del rock ’n’ roll, donde cada cartel de “No molestar” ocultaba una historia, muchas veces para olvidar.